Detrás de los cantes...

Intentando sobrevivir a esto de opositar, compartiendo este arduo camino salpicado de anécdotas, experiencias y buen humor, para evitar perder la cabeza, ¿te apuntas?

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lunes, 24 de junio de 2013

¡Mmmmmmmec! ¡Error!

Hoy vamos a hablar de malas costumbres de opositores, no estudiando, sino respecto a actitud. Lo hago un poco en clave de humor pero sin olvidar que a veces a los demás les sienta mal y tenemos que agachar la cabeza. Igual que las personas que nos rodean hacen y dicen cosas que nos molestan (y ya escribí yo misma sobre aquello de "cosas que no aguantamos los opositores"), nosotros a veces también pecamos en ese aspecto. Por ejemplo...

¿Falta de humildad? ¡Mmmmmmmec! ¡Error! 
 Eres un pobre opositor más, al que le queda mucho camino por recorrer, mucho que aprender y muchas piedras que superar. No intentes poner por encima de los demás ni tus cantes en tiempo, ni tu literalidad, ni tus métodos de estudio... Cada cual a lo suyo, porque también está feo... (seguir leyendo)

¿Compararse con otros opositores/oposiciones? ¡Mmmmmmmec! ¡Error!
Ni por arriba, ni por abajo. Las comparaciones son odiosas y no van a ningún sitio. Malo es compararte con gente de tu misma oposición, que lleva más o menos el mismo tiempo, y decirle que tú llevas más temas a la semana, o has sacado más nota en el examen... Su preparador puede organizarlo de otro modo, puede tener problemas personales que le impidan avanzar a más ritmo, puede ser simplemente que sí, tú llevas 4 temas nuevos y el otro 3, pero él esos tres los haya interiorizado mejor por dedicarles más tiempo y en segunda vuelta necesiten una hora para repasarlos y tú necesites dos. Pero además ¿compararte con otras oposiciones? Si no conoces su temario, ni su examen, ni todo lo que he mencionado antes... ¡Ni lo intentes! Es como comparar entre carreras en la universidad (explica tú a uno de Ingeniería que Derecho también es complicado porque no sólo es una carrera "de codos"...) Puedes discutir con quien quieras, pero ninguno tendréis razón diciendo que una oposición es más complicada que la otra. Son distintas, punto.

¿Pretender que la vida de todos gire en torno a tu oposición? ¡Mmmmmmmec! ¡Error!
La vida de los demás no se para porque tú estés opositando. Es cierto que tus amigos o familia a veces celebrarán algo o prepararán cosas teniendo en cuenta que te toque o no estudiar. Pero no es su deber, lo hacen porque quieren, y no puedes pedir, ni mucho menos exigir, que siempre te esperen o cuadren todo por ti. A veces, simplemente, si puedes ir bien y sino, también, porque los demás también tienen vida, trabajo, estudios, planes... No puedes echárselo en cara, hacen miles de cosas por ti, seguro. Pero quien oposita eres tú, no los demás.

¿Justificar el mal humor con "estoy pre-cante"? ¡Mmmmmmmec! ¡Error!
 Esto de opositar ha sido tu elección y si cada vez que vas a cantar estás de mal humor y lo pagas con todos, el día que te toque examinarte nadie querrá estar aguantándote. Irás más o menos seguro al cante pero no lo pagues con todas esas personas que están ahí para apoyarte y animarte. Y ni por un segundo te creas que un "estoy de precante" te quita respolsabilidad. Si metes la pata por estar nervioso (que a todos nos pasa alguna vez) pide disculpas.

¿Creer que sabes cómo va un juicio/inspección/registro de verdad? ¡Mmmmmmmec! ¡Error!
Has estudiado la teoría. Ahora espera que te llegue ver la práctica desde dentro, sé humilde y escucha a todos los que puedan aconsejarte.

¿Considerar al resto "competencia"? ¡Mmmmmmmec! ¡Error!
O al menos,  error a medias. El examen lo vas a aprobar o suspender tú solito. Considerar a los demás compañeros es mejor opción: estarán ahí cuando necesites ayuda (con los temas o con bajones de humor) y te sentirás bien (si eres medianamente normal) echando una mano a los demás. No están ahí para ponerte la zancadilla ni robarte "tu" plaza, lucháis en igualdad de condiciones y a la meta llegue el que tenga "la alineación de las estrellas" a su favor (buen estudio pero también con un poquito de suerte con las preguntas, está claro).


Y sin que os dé vergüenza o reparo que alguien se dé por aludido, ¿qué más detestáis de los opositores a veces? ¡Sin rencores! Que en conductas de estas caemos todos, sin excepción, en algún momento.
 

lunes, 10 de junio de 2013

Sé cuál es mi suerte

“Sé cuál es mi suerte. Un día mi nombre irá unido a algo gigantesco, al recuerdo de una crisis como jamás la ha habido en la tierra, del más profundo enfrentamiento de conciencia, de un juicio definitivo, mediante un conjuro, contra todo lo que hasta ese momento se habría creído, exigido y santificado. Yo no soy un hombre, soy dinamita”. (FRIEDRICH NIETZSCHE)

Creo que mejor cita no puede existir sobre qué buscamos los opositores y, sobretodo, cómo lograrlo. Hubiéramos podido escoger el camino fácil de encontrar un empleo, y antes o después se hubiera encontrado, llegando a ganar, antes o después, la misma cantidad (o incluso más) de dinero que la plaza por la que peleamos. Pero cada uno es dueño de su destino, y al contrario que lo dicho tiempo ha, hemos escogido pelear a la vez contra los hombres y contra los elementos.
                Se me ha dicho que cuente mi experiencia de la oposición, mas ¿qué contar? Supongo que yo soy yo y mis circunstancias, como todos los que lean estas líneas. Todas las decisiones que tomamos en vida, que sólo es una y por tanto hay que saber decidir acertadamente, tienen una razón de ser.
                Me crié en un suburbio, un barrio obrero en cierto modo marginal de Barcelona, producto de la inmigración de los años 60. Y si algo tengo claro desde que tengo conciencia, es que tengo que salir de aquí y poder dar a mis padres la vida que hubieran deseado tener. Han pasado su vida sacrificada, trabajando de sol a sol, sin vacaciones la mayoría de años, para darnos la oportunidad a mi hermano y a mí que ellos no tuvieron. Y mi responsabilidad es aprovecharla y procurarles una mejor vida.
Desde pequeño fui enseñado en que en esta vida nadie regala nada, y todo lo que uno quiera tiene que trabajarlo porque nadie te va a ayudar. A edad temprana me di cuenta que la única forma de poder hacerlo era estudiar más y mejor que nadie. Por esa razón, cosa inusual donde vivo, me licencié y decidí opositar a judicaturas para encontrar esa oportunidad. Sin embargo, llegó un problema.
¿Qué problema fue? La crisis. Una crisis depredadora de las clases populares, aniquiladora de la clase media y de la estabilidad de millones de familias españolas. Y este es mi caso: mis padres perdieron el empleo cuando estaba terminando la carrera y aún me quedaba lo realmente difícil que era opositar. Tomé la decisión de trabajar mi último año de carrera para conseguir el dinero necesario para la oposición, pero nunca hubiera imaginado que pudiera llegar a ser tan caro opositar. Y menos aún el material.
Por esta razón, no me quedó otro remedio que volcarme en un trabajo de fin de semana que anteriormente lo tenía simplemente como afición y buscar un complemento al mismo. Esta afición de fin de semana, sin embargo, pronto, debido a la crisis, pasó a profesionalizarse y poco a poco comenzó a exigir más y más tiempo. Y por encima de todo mucha preparación: pruebas físicas realmente duras y pruebas teóricas aún peores. Aún así, tenía que encontrar un complemento salarial para ayudar en casa.
Por esa razón no tengo horario de estudio definido la mayoría de días, tan necesario en la oposición: robo horas al día para dedicarlas al estudio, llegando a irme a dormir algunos días a altas horas de la madrugada para poder cumplir con el plan diario de estudio.
Sin embargo, todas las posibles dificultades que podamos tener a la hora de opositar no nos deben amedrentar y hacernos abandonar nuestro objetivo. Si cada día nos levantamos temprano, trabajamos duro y somos incesantes en el objetivo conseguiremos la meta anhelada. Esa es la clave en esta aventura que recorremos sentados frente a nuestros Carperi: trabajo duro, esfuerzo y no cejar nunca en el empeño.

Boffo
Barcelona, 2 de junio de 2013

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