Detrás de los cantes...

Intentando sobrevivir a esto de opositar, compartiendo este arduo camino salpicado de anécdotas, experiencias y buen humor, para evitar perder la cabeza, ¿te apuntas?

AVISO: Queda prohibida cualquier tipo de reproducción total o parcial de cualquiera de los posts de este blog. Gracias por respetar el trabajo de los demás.



viernes, 22 de mayo de 2015

Sobrevivir a opositar... en los días previos al examen.

1. Parte de lo más básico: asume que eres un animal peligroso. Ningún opositor en su sano juicio los días antes del examen va a... Me corrijo: ningún opositor está en su sano juicio esos días, y punto. 

2. Almacena provisiones en tu opozulo como si fuese a pasar un huracán. Ya tendrás tiempo de vida sana después, ahora importas tú y tus antojos. Avisa en tu casa de esto, por si eres de los que arranca extremidades cuando te desaparece un pedazo de tu tableta de chocolate con dulce de leche.

3. Acuérdate también te encontrar y poner visibles tus apuntes cuando se acerquen los 15-10 días anteriores al examen. Las estadísticas apuntan a que son las fechas en las que más hojas, esquemas y el bolígrafo preciso que quieres usar se reúnen con las parejas de tus calcetines en el mundo que hay pasado el tambor de la lavadora. O quizá, solo quizá, estás un pelín más nervioso de lo normal y no encontrarías un elefante que estuviese sentado en tu propia silla. 

4. Avisa a los demás de que estos días vas a ser casi, casi como un adorable gremlin: 
- No comas después de las 00:00 para no tener una noche pesada, especialmente si se trata de azúcar, redbull, cafeína o cosas que te vayan a agitar más de lo que estás. De verdad, pienso en un opositor los días previos del examen mezclado con algún excitante y me viene a la cabeza esto: 

- Si haces caso a mi preparador, tampoco vas a mojarte: ducharte es perder tiempo (excepto el día/mañana antes del examen, por el bien de tus compañeros, gracias).
- Y, por supuesto, no vas a ver la luz del sol. Aunque esto no es que cambie mucho (o nada) respecto del resto del tiempo de los días del opositor, el color blanco nuclear nos delata. 

5. Repite conmigo: "no voy a meter este subrayador en el ojo a quien me pregunte si esta vez voy a aprobar". Es momento para que todo el mundo saque sus "frases joroba-opositores": "el sobrino de la prima del vecino del octavo conoce a uno que aprobó a la primera"; "¿por qué estás nervioso? si con el tiempo que llevas tienes que sabértelo todo"; "esto está chupado, un examencito y tienes la vida solucionada para siempre". 
Por si no cumples este paso, al menos deja a alguien encargado de decirle a los de la televisión eso de "No me lo puedo creer, siempre saludaba cuando me lo cruzaba por las escaleras".

6. Ante todo, buen humor, paciencia, ánimo, ¡suerte! 

El blog y yo nos vamos a por provisiones para sobrevivir estas semanas previas a mi test. Desde aquí os mando mucho ánimo, especialmente a mis compañeros opositores a profesores y secretarios judiciales (y demás opositores que os examinéis en las próximas semanas). Exprimid estos días y haced que todo esto merezca la pena ;)


viernes, 15 de mayo de 2015

A mí yo futuro

No sé dónde estarás al leer esto, cuánto tiempo habrá pasado ni cómo habrá acabado esta aventura que es opositar. Pero te escribo para que no te olvides...

Para que no te olvides nunca de cómo te sentías mientras estudiabas. Recuerda los días en que pensabas que esto no era para ti, que no tenías fuerzas ni ganas de más, que te acostabas con la sensación de haber perdido una batalla. Esos son los días que hacen que valoremos que la vida no regala nada y no es un camino de rosas.

Y aún así, a la mañana siguiente te obligabas a salir de la cama y enfrentarte a tus miedos. Incluso, algunos días llegabas a sentir que podías lograr volar hasta las estrellas si te lo proponías; la clave era persistir, resistir, levantarse tras cada caída. Las cosas que merecen la pena no suelen ser fáciles. Y la oposición no es una excepción. Son muchos días de sangre, sudor y lágrimas pero, sea cual sea su final, te ha dejado muchas experiencias positivas y lecciones aprendidas. 

No te olvides de las personas que te acompañaron en el camino, aquellas que te reconfortaban cuando la motivación estaba a cero, se acordaban de traerte chocolate cuando estabas subiéndote por las paredes, te preparaban tu comida favorita si te veían cansada o aguantaban tus gritos y lloros injutos cuando tenías un mal día. Hay gente que te ha apoyado sin condiciones ni restricciones durante la oposición, que se merecen un verdadero monumento.

Y, ante todo, no olvides, y aunque esté feo decirlo y lejos de ser humilde... Eres valiente. Hay que serlo para regalar años de tu vida a estudiar sin garantía alguna; hay que serlo para elegir rutina y sacrificio; hay que serlo para continuar después de cada batalla perdida. 

No te olvides de cómo llegaste a dónde estás.

"El que olvida el punto de partida pierde fácilmente la meta." 

photo credit: Dawson County, Texas via photopin (license)

viernes, 8 de mayo de 2015

Opositor que se cuida, vale por dos

A raíz del post de la semana pasada, comentarios que me hicieron e incluso experiencias que he leído por redes sociales, hoy quería hablar un poco de la importancia que tiene el cuidarnos durante la oposición.

No hablo, ni mucho menos, de operaciones biquini ni de ser la generación de opositores-modelo que envidien en instagram. Hablo de salud, física sobre todo, pero también de salud mental. Al final, la vida sedentaria que llevamos, de 8-10 horas estudiando al día (de media, en época normal, no hablo de cuando hay un examen cerca ni de la gente que dice que estudia 35 horas al día) conlleva riesgos de tener problemas de circulación, huesos, espalda, azúcar... Y esto es como todo: lo vamos dejando porque "eso le pasa a otros, yo estoy bien", hasta que un día ¡zas!: nos encontramos mal, débiles, empezamos a necesitar médicos, analíticas... hemos forzado la máquina y eso tiene sus consecuencias. 

Además, está la salud mental: cuando no rendimos porque no damos más de sí nos frustramos, y esto se vuelve "la pescadilla que se muerde la cola", porque estamos más desanimamos, tenemos menos motivación y menos fuerzas, nos cunde menos aún...

photo credit: Yoga Rave via photopin (license)
Reconozco que soy la primera que se deja llevar por la pereza, pero desde hace unos meses, intento cuidarme un poquito más y lo noto. Cada gotita suma para ayudar a nuestro propio cuerpo. Al fin y al cabo, es muy cierto eso de "mens sana in corpore sano". 

No se necesita ni mucho tiempo, ni gimnasios, ni dietas y suplementos alimenticios. Es solo una pizquita de fuerza de voluntad y unas pautas muy básicas: intentar comer de todo y varias veces al día, empezando por un buen desayuno; levantarnos de vez en cuando de la silla para caminar un poco y estirarnos, especialmente la espalda; y sacar un ratito para actividades, incluso sencillas y que requieren poco tiempo, como caminar haciendo recados o paseando al perro, o buscar un vídeo en youtube con un entrenamiento corto, lo justo para que nuestro cuerpo no se atrofie, sin tener que salir de nuestra habitación, si quiera (por ejemplo, https://youtu.be/U6etLKswjq8).

Y, a partir de aquí, quien no saca un rato a la semana para cuidarse, es porque no quiere, que oye, está en su derecho, pero recomendable no es.


viernes, 1 de mayo de 2015

No vivo para estudiar

Hace poco me hicieron llegar este texto, que me gustaría compartir con vosotros. Fue un discurso del ex-presidente de Coca-Cola, Bryan Dyson, al cesar en su cargo: 
"Imagina la vida como un juego en el que estás haciendo malabares con cinco pelotas en el aire. Estas son: tu trabajo, tu familia, tu salud, tus amigos, y tu vida espiritual, y tú las mantienes todas éstas en aire. 
Pronto te darás cuenta que el trabajo es como una pelota de goma. Si la dejas caer, rebotará y regresará. Pero las otras cuatro pelotas: familia, salud, amigos y espíritu, son frágiles, como de cristal. Si dejas caer una de estas, irrevocablemente saldrá astillada, marcada, mellada, dañada y encluso rota. Nunca volverá a ser lo mismo.
Debes entender esto: apreciar y esforzarte por conseguir y cuidar lo más valioso. Trabaja eficientemente en el horario regular de oficina y deja el trabajo a tiempo. Dale el tiempo requerido a tu familia y a tus amigos. Haz ejercicio, come y descansa adecuadamente. Y sobre todo… crece en tu vida interior, en lo espiritual, que es lo más trascendental, porque es eterno."

Aunque en la oposición parezca que todo tiene que ser estudiar, estudiar y estudiar, en mi sincera opinión, a veces nos pasamos y no damos valor a las demás "pelotas".

Es cierto que la familia y los amigos tienen que esperarnos, y que quien no está en nuestro "sufrimiento", no se merece acompañarnos en nuestro éxito. Sin embargo, hay ocasiones que nos necesitan. No significa que cada vez que suene el teléfono nos vayamos a tomar una cerveza. Solo significa que hay veces que si ellos nos dicen ven, hay que (organizarse para sacar horas de otra parte y) dejarlo todo. Precisamente, los que de verdad valoran nuestro esfuerzo opositando, solo nos van a llamar cuando realmente sea necesario. 

En cuanto a la salud... Somos unos exagerados. Nos creémos máquinas hasta que hacemos aguas por todas partes y eso, a la larga, nos cuesta más tiempo que si al principio hubiésemos parado, tomado algo, ido al médico... Soy de las opositoras que prefiero no medicarme hasta estar doblada del dolor, y por ello he ido haciéndome con mis pequeños remedios no medicinales y qué queréis que os diga: se nota que, desde que me hago un poco de caso cuando estoy dolorida, tardo menos en recuperarme y más en volver a caer.

Y por último, pero no por ello menos importante, sino todo lo contrario, está esa "vida espiritual", esa vida interior, ese tiempo para nosotros mismos. Considero muy importante, por no decir casi esencial, seguir conectados con el mundo real y con nosotros mismos durante la oposición. Sacar rato para nuestras aficiones, salir a pasear, hablar con los demás, ir al cine, cenar con la familia... Al final, es lo que nos ayuda a no perder la cabeza, a sacar fuerzas, a no desesperarnos. 

No os perdáis a vosotros mismos en este camino. No dejéis todo de lado. No dejéis pasar momentos y ocasiones que no volverán y que os arrepentiréis de no haber vivido. No os permitáis vivir en una burbuja que os absorba. No hay que vivir para estudiar, sino estudiar para vivir.


photo credit: Washington Square via photopin (license)

AVISO: Queda prohibida cualquier tipo de reproducción total o parcial de cualquiera de los posts de este blog, bajo pena de procedimiento penal.
Gracias por respetar el trabajo de los demás.