Detrás de los cantes...

Intentando sobrevivir a esto de opositar, compartiendo este arduo camino salpicado de anécdotas, experiencias y buen humor, para evitar perder la cabeza, ¿te apuntas?

AVISO: Queda prohibida cualquier tipo de reproducción total o parcial de cualquiera de los posts de este blog. Gracias por respetar el trabajo de los demás.



viernes, 31 de julio de 2015

Miedos, sí, pero que no te paralicen

La valentía no es ausencia de miedo. Y es que, si hace unos días afirmé que los opositores somos unos valientes, no podemos olvidar que eso no nos evita estar llenos de miedo, dudas, inseguridad.

Empezar es más o menos fácil: tus ganas y tu motivación están al 200%, sientes que puedes hacer cualquier cosa. Poco a poco empiezas a ver la extensión de los temas que tienes delante y las dudas asaltan: "¿Seré capaz de memorizar todo esto? ¿Mi cabeza retiene aunque sea la mitad de lo que estudio? ¿Me acordaré del tema de hoy dentro de 3 meses?" 

Surgen las frustaciones tipo "el tema que estudié ayer lo han cambiado por completo hoy, toca empezarlo de cero" o "no tengo ni idea de qué iba el tema que llevé hace una semana". Y a medida que los exámenes acechan, más nos traicionan los nervios. La pescadilla que se muerde la cola: me olvido algo, me pongo nervioso; esos nervios me traicionan y fallo más cosas, incluso de perogrullo, así que me pongo más nervioso aún; alguien nos pregunta una duda, con los nervios no entendemos bien lo que pregunta, empieza a cundir el pánico...

Y así hasta que el valiente opositor que ayer surcaba cielo y mar contra cualquier tempestad, hoy está agazapado bajo la manta esperando que pase la tormenta. 
Pero de todo se remonta... Es más, de todo hay que remontar, obligatoriamente. Sino, ¿de qué sirve todo lo que has hecho hasta hoy? Si estás aquí es porque has podido llegar. 

Es imposible no tener miedo "escénico" cuando hemos de demostrar lo aprendido. Pero la inseguridad, lejos de aplastarnos, tiene que tirar de nosotros hacia delante para gritar: Aquí estoy yo con todo mi esfuerzo y mi trabajo, para recoger los frutos.

 Que las dudas, lejos de amedrentarnos, sean un aliciente a dar más de nosotros mismos, que nos empuje para lanzarnos a intentarlo, porque solo pierde el que nunca lo intenta.


PD: Con este post, os deseo un feliz verano. La semana que viene publicaré una pequeña sorpresa que espero que os guste, y con ello el blog se quedará "de vacaciones" hasta mediados de septiembre, que pase mi examen. Mucho ánimo en esta época del año y disfrutad a lo grande de las vacaciones, no os dejéis ni una gota sin exprimir. 

viernes, 17 de julio de 2015

Opositar no es apto para cobardes

Eres un valiente, y que nadie te diga lo contrario. 

La gente, a veces, piensa que estar en casa estudiando es fácil, que no pasamos por el estrés de buscar un trabajo con sus inevitables procesos de selección, que no tenemos que madrugar ni tragarnos 2 horas de transporte público para llegar a la oficina a pasar 8 horas (o 12) haciendo un trabajo monótono que ni siquiera nos gusta. 

Se creen que es sencillo tomar la decisión de renunciar a varios años de nuestra vida porque lo hacemos porque queremos una determinada profesión. Que esto de opositar es algo rutinario: x años y listo, trabajo para toda tu vida. Y si llevas x+1 año, es que eres un torpe y estás perdiendo el tiempo. Casi, casi, eres un parásito social, que con tal de alargar tu época de estudiante, vives con agrado de tus padres, que te dan todo lo que quieres.

A quien te trate así, le invito a sentarse en tu silla un par de días estudiando mínimo 8 horas. A sacrificar tiempo con los amigos y la familia por estar modificando y actualizando temarios. A tener días de vacaciones contados con los dedos, y sin ser pagadas. A necesitar que otras personas se sacrifiquen económicamente para darte una oportunidad. A levantarse día tras día sin dejar que la rutina le aplaste.

El opositor es valiente cuando decide que vale la pena el sacrificio por intentar sus sueños. Valiente cuando tiene que decir a las personas que quiere que no puede salir porque tiene que terminar un tema más. Valiente cuando se limpia las lágrimas y desecha los pensamientos de que no puede más. Valiente cuando se levanta tras un mal día en la academia o el preparador o, incluso, tras un suspenso. Y valiente en esos casos en que el momento no llega y debe tomar otro camino. 

Nadie te regala nada por estar opositando. No quites una pizca de valor a lo que haces por un sueño.

viernes, 10 de julio de 2015

Autocontrol

He aprendido una nueva lección en la oposición. O más bien, aprendido desde otra perspectiva: controlarse a uno mismo antes de un examen es, si no imprescindible, cuanto menos muy necesario.

Ya he dicho muchas veces, y lo mantengo firmemente, que nuestro peor enemigo durante la oposición somos nosotros mismos. Pero ya no solo a nivel de estancarnos, distraernos, desmotivarnos... También somos capaces de echar a perder mucho trabajo si no nos controlamos antes de la convocatoria.

Los nervios previos a un examen son inevitables; incluso, si me apuráis, necesarios para darnos un extra de actividad en los días anteriores. Las únicas personas que no van nerviosas es porque no tienen nada que perder o porque (creen) tienen todo requete sabido y dominado. Esto segundo dudo que sea muy frecuente en las oposiciones de cualquier tipo con un cierto nivel de exigencia. 

Pero no es lo mismo estar nervioso que perder por completo el control de la situación. Y si se pierde, hay que obligarse a uno mismo a mirarlo de otro modo y reflexionar. Me refiero a situaciones de histeria al límite malísimo con los nervios hasta el punto de no poder presentarse al examen, no dormir durante semanas por pesadillas o por estudiar, no tomarse ni un respiro los días anteriores, quedarse hasta las mil y monas la noche de antes y no descansar... Al final, con esa actitud somos nosotros mismos los que provocamos que los simulacros o ejercicios o test que hacemos en casa salgan fatal y nos desmotivemos, por no hablar de ir al propio examen y no ser capaces ni de leer lo que tenemos delante. 

La lección que he aprendido en este caso (la primera vez que me enfrentaba a mi oposición con posibilidades de aprobar, y el primer escalón lo he logrado subir) es que si estoy cansada, me tomo un respiro o me doy un paseo porque no soy una máquina; si los nervios sobrepasan un nivel aceptable, no puedo permitirme no tomar algo, ya sean tilas, ya sea recurrir a pastillas (con receta, siempre) para dormir.


En fin, que el tiempo esos días previos es más oro que nunca, pero no para estar 25 horas al día estudiando (la oposición no se aprueba o suspende el día de antes, es una carrera de fondo), sino para emplearlo bien: hacer que cunda el tiempo efectivo ante los libros, parar cuando el cuerpo y la mente lo pidan, evitar distracciones, no dejarse llevar por el miedo y los nervios.

No dejarse aplastar por uno mismo.

Y es que  "El que vence a los otros es fuerte, pero el que se vence a sí mismo es poderoso." (Lao Tse)

viernes, 3 de julio de 2015

Quien no esté en nuestra lucha...

Otras veces he hablado sobre los amigos, tanto los de fuera como los que nos encontramos en la oposición. Pero también conocemos todos, o al menos la mayoría de los que opositamos, que no todo es tan de color de rosas en ese aspecto.

A veces las personas que nos rodean no entienden lo que significa realmente opositar, los sacrificios que conlleva y, especialmente, la falta de tiempo de ocio. No es raro que personas que antes eran nuestros amigos, llegados a este punto quieran hacer sus planes, tú no puedas amoldarte (no solo por falta de tiempo, también porque opositar en general es sinónimo de no tener dinero propio) y al final no cuentan contigo. 

Por duro que sea, la vida es así. No pasa solo en la oposición; las personas entran y salen de nuestra vida por millones de circunstancias. Los opositores quizá le demos algo de mayor importancia porque, para nuestro "trabajo", nos apoyamos mucho en la comprensión y la motivación de los que nos rodean. Pero, simplemente, déjalo pasar. Te dará pena, sí, pero quizá, más adelante, la vida os junte a tomar un café de nuevo. 

Por supuesto, hay casos en los que esa "pasada de página" no se hace de modo tan natural y pacífico. Nos encontramos con personas que, no solamente siguen su camino, sino que nos tiran a la cara las ocasiones en que se sienten "fallados" por nuestra falta de atención, que no tenemos tiempo para sus "necesidades", que nunca estamos cuando se nos llama; incluso muchas veces hay una gota de envidia cuando ellos no pueden (o no quieren) luchar por sus sueños y nos ven avanzar hacia los nuestros mientras se resignan a un trabajo que les desagrada o a una vida estancada.

Estas son las personas que no se merecen nuestro tiempo ni mucho menos nuestras lamentaciones. Si a ellas no les importamos, ¿por qué vamos a perder tiempo echándolas en falta? Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero en la oposición hay que ser una gotita egoístas y rodearnos solo de lo que es positivo y nos ayuda. Al fin y al cabo, nos están echando en cara que seamos opositores, ¿lo vais a dejar de ser por ellos?

Además, hay un dicho por ahí que me parece muy oportuno para estos casos: quien no esté presente en tu lucha, no se merece estar en tu éxito.


photo credit: Seaside of Juist - wanderlust via photopin (license)

AVISO: Queda prohibida cualquier tipo de reproducción total o parcial de cualquiera de los posts de este blog, bajo pena de procedimiento penal.
Gracias por respetar el trabajo de los demás.