Cuando las redes sociales se llenan de quejas, lamentos y
condescendencias con uno mismo, llega el momento perfecto para que
alguien pare el tren. Pero no para bajarse. Respirar hondo, cambiar de
actividad, de aires y mirar por la ventana de ese tren que, hasta hace
momentos, teníamos pensado abandonar o cuyo trayecto contemplábamos con
desdén. Si en un viaje lo más interesante, a priori, es la partida (por
aquéllo de la ilusión, los planes) y la llegada al destino, es
importante hacer que el trayecto sea lo más ameno posible. O lo más
llevadero.
Preguntar a cada instante "¿cuánto falta para llegar?" no es, desde luego, la mejor actitud... Si todo marcha bien, se llegará -más tarde o más temprano-. Contar cada kilómetro como un éxito, como una experiencia vivida que merece ser tenida en cuenta. Y si el trayecto no nos está gustando nada... siempre se puede amenizar con música:
Preguntar a cada instante "¿cuánto falta para llegar?" no es, desde luego, la mejor actitud... Si todo marcha bien, se llegará -más tarde o más temprano-. Contar cada kilómetro como un éxito, como una experiencia vivida que merece ser tenida en cuenta. Y si el trayecto no nos está gustando nada... siempre se puede amenizar con música:
Jauladecemento
Encantado de volver a contar con un post de "Jaula de cemento" en este blog. ¡Suerte a ella y a todos los demás para el trayecto!
ResponderEliminarQ bonito !!
ResponderEliminarLucía