Detrás de los cantes...

Intentando sobrevivir a esto de opositar, compartiendo este arduo camino salpicado de anécdotas, experiencias y buen humor, para evitar perder la cabeza, ¿te apuntas?

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jueves, 23 de octubre de 2014

Imprescindible: Descansos

Parece una total contradicción, pero una de las cosas más importantes para rendir estudiando es descansar el tiempo suficiente.

No es sano, ni para el cuerpo ni para la mente, estudiar 7 días a la semana, 12 horas al día, 360 días al año. Para el cuerpo, está claro: acumulas cansancio y llega un punto en que de cada hora real sentado ante los apuntes, sacas 5 minutos efectivos de estudio. No somos máquinas y estudiar cansa mucho más de lo que la "sabiduría popular" considera. 

Pero también mentalmente, estudiar sin descansos puede resultar contraproductivo. Conozco algún opositor (aunque escasos, todo sea dicho) que no hacen descanso semanal escudándose en que así llegarán antes a aprobar. Personalmente, lo respeto, pero no lo comparto; considero que llega un punto es que si no tienes nada más que la oposición en tu día a día, se agota la motivación y ¿entonces qué? ¿Te tomas una semana, un mes para recuperarte? 

Recuerdo aquellas épocas de exámenes en la universidad que, si bien no comparables en cuanto a carga del estudio, sí se pueden comparar en cuanto a intensidad: 15-20 días de estar delante de libros, códigos y apuntes sin quitarse ni el pijama, como quien dice. ¿Aguantaríais así durante meses? Yo reconozco que llegaría un punto en que odiaría tanto el estudiar que ni la "recompensa" de la plaza me serviría para seguir ahí.


Por el otro extremo, esto tampoco implica el otro extremo: descansos cada vez que leemos una hoja, fines de semana de desmadre, un mes de vacaciones, todos los puentes nacionales y de todas las Comunidades Autónomas, vivamos en ella o no... Una ración de seriedad.

Así que podemos dar unos consejos en general:
  • Dicen los estudios varios que nos es difícil estar al máximo de concentración más de unos 50-60 minutos, por lo que aconsejan hacer un breve receso tras ese tiempo. Matizo: 50-60 minutos de estudio de verdad, no de "me coloco, abro el libro, bebo agua, miro las musarañas, miro el libro... uy, ha pasado una hora, voy a mirar whatsapp". Y "breve receso" es "breve" de verdad: ir al baño, levantarte a por agua, beberte un café.
  • Dormir es básico. Es más, también está bastante estudiado que ayuda a la memoria.
  • Lo normal es descansar un día en semana, no hay regla escrita sobre qué día, pero sí una regla "no escrita": aprovéchalo, recarga fuerzas al máximo.
  • Normalmente, olvídate de los puentes y las fiestas varias. La rutina de los opositores no entiende de festivos. 
  • Vacaciones, las justas. Nadie te va a prohibir tomarte un mes para irte a la Conchinchina, ya eres suficientemente mayorcito para tomar tus decisiones. Pero tampoco (prácticamente) nadie te lo va a aconsejar; la vuelta al estudio puede ser un suplicio mucho mayor que el tener solo una semana de vacaciones al año.

viernes, 6 de junio de 2014

¿Empezar a opositar?

Ahora que es tiempo de exámenes finales en las universidades, una nueva generación de Graduados empezáis a buscar salidas y, entre ellas, os planteáis opositar. Sin duda, a la cabeza os acuden las dudas a cerca de vuestras capacidades, de cómo empezar, de qué oposición sería la idónea para vosotros... 

Considero que lo primero que hay que decidir es si tenéis fuerza de voluntad. ¿Seríais capaces de sacrificar tiempo de vuestra vida por la oposición? ¿De tener solo un día libre a la semana y escasas vacaciones a lo largo del año? La oposición lo primero que necesita es muchas horas, mucha energía, dinero, motivación a raudales... El sacrificio es piedra angular de cualquier oposición y si no vais a querer o poder hacerlo, desechad la idea ahora mismo. 


Lo siguiente sería considerar el abanico de oposiciones a las que se puede acceder con vuestra carrera combinado con lo que os veis haciendo el día de mañana. Hay más oposiciones que juez, fiscal y notarios, en el caso de los que acabáis Derecho. Y a lo mejor no os lo habéis planteado nunca, pero lo que queréis no es estar en un juzgado, sino en una oficina de empleo o en el cuerpo jurídico militar (de distintas oposiciones hemos dado ya información y perspectiva. Podéis buscarlas AQUÍ). Os animo a investigar y a abriros las posibilidades, que en este mundo las opciones no se limitan a "sota, caballo y rey". Internet, foros, incluso preguntando por redes sociales podéis encontrar personas que estudian oposiciones menos conocidas y que, sin duda, os animarán con ellas. 

Dentro de la elección os doy un consejo: No os dejéis llevar por el número de temas que tenga el programa de tal o cual oposición. A lo mejor son muchos y cortos, o quizá sean pocos pero largos; no tendrán las mismas pruebas de selección... Una oposición no es más fácil por tener menos temas. 

Lo que sí podríais (y deberíais) tener en cuenta son características tales como: 
- Número de plazas convocadas en los últimos años, además de la frecuencia de convocatoria: hay oposiciones que por ley han de ser convocadas cada año o cada dos, pero otras podría darse el caso de que no convocasen en 7 años.
- Tipos de pruebas de selección; por ejemplo, en los casos en los que hay pruebas físicas o de idiomas.
- Tu movilidad. ¿Estás dispuesto a que te manden a una plaza en Tenerife o en un pueblo gallego? Si no es así, plantéate oposiciones de Ayuntamientos o Comunidades Autónomas, por ejemplo.

Por último, algo que me parece muy importante: no tiréis la toalla antes de empezar pero tampoco te crees expectativas irreales. Que el primo del vecino de tu tía la del pueblo se sacase la oposición a la primera llevando 3 meses, no es lo normal (ni probablemente sea verdad). Pero, en el otro lado, que la vecina de en frente de la sobrina del amigo de tu abuelo lleve 15 años estudiando notarías sin aprobar aún, tampoco es lo habitual.

Hay casos en ambos extremos, pero no comiences tu nueva andadura pensando que en un año vas a estar trabajando como fiscal en la Audiencia Provincial de Madrid; ni lo descartes de pleno porque te veas 10 años viviendo a la luz de un flexo. Confía en tus capacidades mientras mantienes los pies en el suelo. 


@icpinilla

martes, 10 de diciembre de 2013

Los "canticus horribilis": concepto, efecto y soluciones.

Aunque algunos lo olvidamos a veces, o lo olvidan los que nos rodean, no somos máquinas y, por ello, fallamos. Tener cantes malos, ya sea porque un tema se nos atraviesa, por un momento de nervios o ansiedad o por una mala racha personal, no es el fin del mundo.






Quizá sea una de las sensaciones, en mi opinión, más desagradables de la oposición: quedarse en blanco o fallar en la explicación, o saltarse cosas. Y normalmente, lo que viene después: bronca del preparador, unido a la frustración propia y... ¡boooom! ¿Y qué podemos hacer? Pues mucho. Os doy unos tips unidos a cosas que me dice mi propio preparador:

Lo primero, no os culpéis como si hubieséis cometido el peor de los errores. Bueno, no lo hagáis si no tenéis toda la culpa. Me explico: una cosa es un cante malo por razones como las que he dado antes y otras por razones tales como que te has pasado el fin de semana de descanso o de juerga y resacón. Somos mayorcitos ya como para acatar las consecuencias de nuestras acciones: si el cante malo se debe a que has perdido el tiempo ociosamente, es tu culpa y punto.

Mañana será otro día, con otros temas (o no, porque por ejemplo mi preparador, si ha sido catastrófico, nos hace repetirlos), pero al menos con otra perspectiva. Por esta mañana, si es que cantas pronto, o por hoy para los que cantamos más tarde, déjalo, darse de cabezazos contra el libro y/o las leyes no va a servir de nada, y estudiar frustrado es bastante más complicado eeeergo cunde menos el estudio, ergo más frustración para el saco.

A la que te das un respiro, como dice mi preparador, "descansa, diviértete pero sé bueno". Vamos, que hagas algo que te guste pero no te desmadres.Un paseo, café/cervecita con los amigos, música, ve al cine o ponte a ver series/películas en casa. Lo que sea, pero no le des vueltas.

Mañana levántate haciendo borrón y cuenta nueva. El "canticus horribilis" de ayer no fue definitivo, así que busca resarcirte.

¿Tienes que volver a estudiar ese tema? Dale una nueva perspectiva, haciéndote un esquema con colorines, mirandólo en las leyes, comiendo una onza de chocolate cada vez que acabes un epígrafe...

¿Sigues con otros temas? Pues estaría bien empezar con ellos pensando que van a ser distintos, que te van a ser menos complicados. O al menos no te repitas la cantinela de "va a ser horrible, otro cante horrible" ni mucho menos llegues al extremo de "no valgo para esto". ¿Te acuerdas que en la carrera no todos los temas te gustaban ni se te daban bien, e incluso que alguno te lo dejabas sin estudiar? Pues aquí lo mismo, no te van a gustar todos y cada uno de los temas, y no te puedes saltar ninguno, pero eso no significa que estés en un hoyo del que no puedas salir.

Es importante mantener la calma y la actitud, sino optimista, al menos no negativa: eres tu mayor enemigo, allá tú si quieres chuparte la patita en vez de levantarte y comerte los temas.

Tómate el mal cante como una llamada de atención: no te hundas, pero tampoco te dejes llevar por la marea. Nada y lucha por llegar.





martes, 10 de septiembre de 2013

Estudiar, estudiando, estudiado...

Estudiar no es fácil. Estudiar algo que no nos gusta es una tortura. Pero que te digan cómo debes estudiar y que tú intentes hacerlo, para mí es un horror mayor.

Cuando nos sentamos a estudiar algo, cuanto más una oposición que conlleva muchas horas ante apuntes, tenemos que tener claro algo: cada persona es un mundo. Algunas estudian mejor por la mañana, otras echan más horas por la tarde y hay gente que se queda estudiando hasta altas horas de la madrugada. Hay personas a las que una sola hora les cunde como a otras dos o tres horas porque estudian de modo distinto y su cabeza funciona de otra manera (a lo mejor la primera persona necesita luego más repaso mientras que la segunda va al cante prácticamente sin repaso alguno).

No os puedo decir (ni yo ni nadie) cómo os conviene a cada uno estudiar, pero sí podemos establecer una serie de pautas que son útiles y unos consejos desde la experiencia de cada uno.

Estudiando hay que estar cómodo, primeramente y antes de empezar. Tanto por el asiento como por el ambiente. ¿O me vais a negar que intentar estudiar en una biblioteca con aire acondicionado a tope y tú muerto de frío no es perder el tiempo?  Hay que tener a mano todo lo que vamos a necesitar, sobre todo libros, códigos, papel y bolígrafo. Hay un factor común para todo el mundo: es contraproducente levantarnos 48 veces a por agua, a por algo para picar, al baño, a mirar el teléfono...

Ah, sí, el teléfono, amigo y enemigo a la vez. No nos podemos mentir: con tanto whatsapp, line, facebook, twitter y cia, tenemos más mérito sacándonos la oposición que hace 5 años :P Aquí solo hay una solución: fuerza de voluntad, ya sea dejando el teléfono guardado o apagado, desconectando los datos o sin hacerle caso hasta los descansos. Donde digo teléfono digo ordenador, ipad, ebook o nuestro amigo Pepito el de los Palotes viniendo a casa a tomarse un café todos los días.

Y algo muy importante: no hay que marcarse una planificación de estudio del día irreal. Somos personas, con límites, nos distraemos, necesitamos descansos... No os machaquéis por no cumplir un planning de 300 temas como si fueseis máquinas. Cada uno a su ritmo, y teniendo en cuenta que hay días mejores y peores, días en que el cansancio se acumula y días en que tenemos la sensación de poder comernos el mundo. 

Y una vez estudiado...  Tan importante es estudiar como luego descansar. No se sobrevive a esto estando delante de los libros día y noche, cada día de la semana e ignorando todo lo demás. Hay una vida, hay aficiones que cultivar, hay que salir a dar paseos, a tomarse un refresco con los amigos y reír un rato, ver películas o tirarse en el sofá en familia... En definitiva, nuestra mayor arma es nuestra cabeza pero no es una máquina: concededla los descansos que se merece o esto se hará mucho más cuesta arriba.

Y no os permitáis perder vuestra vida por la oposición. Si bien es cierto que esto nos roba mucho tiempo, nuestra familia y amigos están ahí apoyando siempre y de vez en cuando también necesitan que estemos nosotros en la medida en la que podamos. No implica que si Fulanita nos llama a las 6 de la tarde un miércoles porque está frustrada con su trabajo, dejemos todo y salgamos corriendo. No, no y mil veces no. Significa que, cuando no estamos estudiando, podemos tomarnos un refresco con un colega o ir al cine aunque sea miércoles sin sentirnos culpables, siempre que hayamos cumplido con nuestro estudio.

Y vosotros, ¿añadiríais algo? ;)

- Irene. 

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