Cuando empezamos a opositar, todos firmamos un contrato tácito con nosotros mismos sobre mantenernos estudiando en cualquier circunstancia, aunque no solemos pararnos a pensar cómo será hacerlo cuando las circunstancias nos llevan a momentos bajos, a estudiar contracorriente.
Hoy no hablo de nuestros propios bajones o nuestra falta de motivación, que al fin y al cabo son problemas nuestros. Hoy me refiero a aquellas situaciones de la vida que por cosas completamente ajenas, nos vemos estudiando en momentos y circunstancias difícilmente imaginables de normal. Es algo por lo que, afortunadamente, no pasamos todos los opositores, pero no a pocos nos toca, porque la vida es así.
Son esos momentos en los que tenemos familiares o amigos enfermos o incluso hospitalizados, cuando ocurre algún problema familiar que requiere que estemos ahí o cuando la vida da un revés, pero no podemos quedarnos estancados.
Quien quiere, puede o, por lo menos, lo intenta. Además, en muchas ocasiones precisamente el estudio es un pequeño refugio para desconectar, aunque parezca irónico; un remanso de paz en un momento de caos.
La premisa de la que yo partiría en esas situaciones es sencilla: no hay que exigirse llegar a un ritmo o a un determinado número de temas, porque así solamente logramos frustranos. Se trata de adaptarse un poco a lo que venga: ¿por la mañana hoy los asuntos están en calma? Pues aprovecha, sin excusas, y siéntate ante el libro. ¿Por la tarde as a tener que estar varias horas, por ejemplo, en un hospital? Pues llévate algún tema no muy denso que puedas ir leyendo entre idas y venidas.
Me parece importante intentar buscar momentillos de rutina: ir a cantar (si se puede) aunque sea solamente con un tema cogido con alfileres, leer leyes y códigos o temas de repaso. Al fin y al cabo, no perder de todo el hilo de la oposición, sacando ganas y energía de la reserva.
Y si, por el motivo que sea, se necesita una pequeña pausa, ¡que no cunda el pánico! Los opositores también somos personas, con problemas alrededor, no vivimos (ni debemos vivir) en una burbuja. Nadie te va a echar en cara que necesites un día, cinco o un mes "para asuntos propios".
Después, los primeros días, costará más que un día normal pero un poquito menos que cuando volvemos, por ejemplo, de vacaciones. Porque en estas situaciones, volver a los libros será una buena señal: la tormenta ha amainado.
Sobre todo, no olvidéis que todo camino tiene altibajos.
Pero tener que frenar, no significa abandonar.
No poder hoy, no significa no poder mañana.
El año pasado un familiar directo se paso un mes en el hospital y aunque fui todas las semanas a cantar hubo alguna que llevaba un tema, pero como dice mi preparador: "que es un mes en una carrera de años como una oposición? Nada"
ResponderEliminarY cuando se vuelve es hasta agradable. Muy bonita la entrada. :)
Mi preparador solia decir, cuando alguien le llegaba al dia de cante con eso de que no habia podido estudiar por tal tal y cual problema, solia decir "pues a esos problemas que ya tienes, añadele que no vas a aprobar la oposicion". Un tio duro pero a mi me centró
ResponderEliminarMe parece que la virtud de un buen preparador es saber que decir en funcion de la personalidad del opositor y de como está animicamente. Porque si cuando mi padre estaba con un pie aqui y otro en el otro barrio, llego llorando porque todo me agobia y me suelta eso...pues me hunde en la miseria.
EliminarAhora si lo q pasa es q tu primo segundo tiene una gripe y a ti lo que te pasa esq te apetece tener una semana libre, pues es una buena contestacion. Depende.
Totalmente de acuerdo con esta respuesta. La virtud está en saber qué decir en cada momento y a cada persona. A mi mi preparador me ha dicho las dos cosas, la de "sigue así y no vas a aprobar" y la de "obviamente ante esa situación no vengas a cantar". Y las dos fueron acertadas, cada una en su momento.
EliminarPor cierto, no lo he dicho, pero mucho ánimo si estás pasando por una situación así. Desgraciadamente cada vez somos más mayores y no sé qué está pasando cada vez con más frecuencia en esta vida loca, pero hay mucha gente que está así.. De verdad te animo a que sigas para adelante y verás como todo se arregla.
EliminarMe quedo con lo de que somos personas, yo con la experiencia he aprendido que hay que ir probando cosas distintas y quedarte con lo que mejor te funcione, que ahora puede ser una cosa y dentro de 3 meses otra. Pero sobretodo, paciencia, mucha paciencia!
ResponderEliminarMuy buena entrada! Cuando tome la decisión de opositar, tuve en cuenta este factor, por el que alguno de nosotros lamentablemente podrá pasar (la enfermedad de un familiar). Es inevitable no tenerlo en cuenta junto con los demás factores, ya sean económicos, intelectuales, sociales, psicológicos... etc... La realidad es que ni planificandolos los evitaremos, así que apoyo la causa, y animo a que no sea un factor excluyente para opositar. Puedes creer o no en el destino, pero si algo tiene que suceder, sucederá, opositar o no, no lo impedirá!
ResponderEliminarAnimo a todos, y especialmente a los que pasan por esta difícil situación!
Un saludo.