Detrás de los cantes...

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viernes, 10 de julio de 2015

Autocontrol

He aprendido una nueva lección en la oposición. O más bien, aprendido desde otra perspectiva: controlarse a uno mismo antes de un examen es, si no imprescindible, cuanto menos muy necesario.

Ya he dicho muchas veces, y lo mantengo firmemente, que nuestro peor enemigo durante la oposición somos nosotros mismos. Pero ya no solo a nivel de estancarnos, distraernos, desmotivarnos... También somos capaces de echar a perder mucho trabajo si no nos controlamos antes de la convocatoria.

Los nervios previos a un examen son inevitables; incluso, si me apuráis, necesarios para darnos un extra de actividad en los días anteriores. Las únicas personas que no van nerviosas es porque no tienen nada que perder o porque (creen) tienen todo requete sabido y dominado. Esto segundo dudo que sea muy frecuente en las oposiciones de cualquier tipo con un cierto nivel de exigencia. 

Pero no es lo mismo estar nervioso que perder por completo el control de la situación. Y si se pierde, hay que obligarse a uno mismo a mirarlo de otro modo y reflexionar. Me refiero a situaciones de histeria al límite malísimo con los nervios hasta el punto de no poder presentarse al examen, no dormir durante semanas por pesadillas o por estudiar, no tomarse ni un respiro los días anteriores, quedarse hasta las mil y monas la noche de antes y no descansar... Al final, con esa actitud somos nosotros mismos los que provocamos que los simulacros o ejercicios o test que hacemos en casa salgan fatal y nos desmotivemos, por no hablar de ir al propio examen y no ser capaces ni de leer lo que tenemos delante. 

La lección que he aprendido en este caso (la primera vez que me enfrentaba a mi oposición con posibilidades de aprobar, y el primer escalón lo he logrado subir) es que si estoy cansada, me tomo un respiro o me doy un paseo porque no soy una máquina; si los nervios sobrepasan un nivel aceptable, no puedo permitirme no tomar algo, ya sean tilas, ya sea recurrir a pastillas (con receta, siempre) para dormir.


En fin, que el tiempo esos días previos es más oro que nunca, pero no para estar 25 horas al día estudiando (la oposición no se aprueba o suspende el día de antes, es una carrera de fondo), sino para emplearlo bien: hacer que cunda el tiempo efectivo ante los libros, parar cuando el cuerpo y la mente lo pidan, evitar distracciones, no dejarse llevar por el miedo y los nervios.

No dejarse aplastar por uno mismo.

Y es que  "El que vence a los otros es fuerte, pero el que se vence a sí mismo es poderoso." (Lao Tse)

1 comentario:

  1. La opo es un proceso de autoconocimiento, aprendes mucho sobre ti mismo aunque tambien hay momentos en que ni te reconoces, es lo que hace pasar tanto tiempo a solas, pero hay que quedarse con lo bueno!

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